Entregarse por completo a la fiesta, se ha convertido en casi una obligación para el día previo a ese otro dí­a tan especial en el que el exceso parece haberse convertido en la norma.

Y es que se supone que ese dí­a, aunque todo se ha reducido en la mayorí­a de los casos a la noche, LA GRAN NOCHE, algo acaba: es… ¡EL FIN DE LA SOLTERÍA!, el adiós a los amigos, el umbral a una vida nueva, el desenfreno, lo que muchos han catalogado como el fin de la libertad, especialmente para el marido.

Pero, ¿y nosotras? Las mujeres también decimos adiós a nuestra vida en solitario. Las mujeres también tenemos algo que celebrar, que para eso es una fiesta.

Y, poco a poco, lo vamos consiguiendo. Si bien en un principio la fiesta se celebraba en el ámbito de la intimidad, las mujeres ya nos vamos superando.

Las despedidas de solteras actuales van adoptando elementos de las de los varones y a la música, el baile y la confidencia entre amigas se van añadiendo la risa, la juerga e incluso los elementos sexuales.

Ellos recurren al striptease femenino / Ellas al masculino.

Ellos se regalan objetos relacionados con la consumación sexual del matrimonio (figuras fálicas enormes, pechos de goma en tres dimensiones con pezones incluidos, delantales de los que cuelgan lo que cuelga…)

Y ellas se apuntan al carro. Pero no siempre fue así­. La mujeres hemos ganado terreno, el que antes no teníamos.

Y es que tradicionalmente la despedida de soltero era solo de soltero, una forma de evitar que el novio viese a la novia antes del gran día, algo

que aun se dice trae mala suerte, y de frenar su posible deserción antes de llegar al altar.

No en vano ese miedo al compromiso podría desencadenar una autentica guerra entre familias.

Desde entonces muchas cosas parecen haberse superado: entre ellas la incomoda costumbre de disfrazar al joven de mujer.

Y de la bromas pesadas se esta pasando al disfrute en grupo, a la diversión total sin llegar al mal gusto. Para ello, la oferta es variada, rica y… muy sugerente.

Locales de ambiente más í­ntimo, discotecas especializadas en la organización del fiestorro mas desenfrenado, restaurantes con espectáculos de todo tipo: desde la magia, al karaoke pasando por la exhibiciones mas eróticas.

Mucha oferta para un propósito: disfrutar con los tuyos de ese momento con un sabor final que nadie dijo fuera amargo.

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